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miércoles, 18 de enero de 2012

El pulso infinito entre el Madrid y el Barça


Esta noche toca el noveno duelo entre blancos y azulgrana desde que José Mourinho fue contratado a bombo y platillo como el antídoto contra Pep. 14 meses que empezaron con el 5-0 en el Camp Nou del 29 de noviembre del 2010, que continuarán esta noche y que tendrán una nueva sesión el próximo miércoles, con el partido de vuelta de los cuartos de Copa en el Estadi.
Es el de hoy un clásico igual pero diferente. Igual porque digan lo que digan sobre la importancia del torneo los dos equipos saltarán al campo a cara de perro en pos de la victoria, o de un buen resultado para el segundo asalto. Distinto porque no es una final, como la de Valencia, ni una lucha por la regularidad, como la de la Liga, ni está en juego el maná de la Champions.
Igual porque el Madrid llega casi insuperable en cuanto a resultados (ha ganado 22 de sus últimos 23 partidos) pero temeroso de que el Barça le vuelva a pasar la mano por el rostro. Distinto porque ninguno de los grandes parece en el momento más álgido de la campaña. Igual porque Cristiano Ronaldo arrastra el sambenito de empequeñecerse ante el Barcelona, pese a su gol en la final de Copa, y porque Messi luce la etiqueta de agigantarse en cuanto saca a pasear sus botas por el coliseo blanco. Distinto porque aparecerán nuevos actores de reparto, como por ejemplo José Manuel Pinto, el portero azulgrana en la competición, que jugará por primera vez como barcelonista en el Bernabeu. El Barça, con los mimbres justos pero exquisitos, promete mantenerse fiel a sí mismo y apostar por la valentía porque no entiende el fútbol de otra forma. Sea con defensa de tres o de cuatro o con más o menos centrocampistas, el Barcelona querrá mandar e imponer sus virtudes. Si de paso consigue alimentar su moral con vistas a la persecución liguera, miel sobre hojuelas para sus intereses. Se intuye en el equipo azulgrana una cierta saturación mental pero cuando el Madrid está delante, puede más la adrenalina del duelo que ningún tipo de fatiga.
El Madrid sólo tiene dos ausencias confirmadas, la del sancionado Arbeloa y el lesionado Khedira, pero su alineación es un rompecabezas. Mourinho no aportó ni una sola pista, más allá de incluir a Di María en una convocatoria que no dio, contrariamente a lo habitual. El argentino parecía recuperado, el diario Marca lo descartó ayer y ahora el portugués juega con él al gato y al ratón. Nada nuevo. Lo hizo contra el Barça cuando era técnico del Chelsea (el caso de Damien Duff) y del Inter (cuando en la alineación oficial aparecía Pandev y fue sustituido antes de empezar el partido por Chivu).
A Mou le sigue doliendo y se le nota que le juzguen por sus enfrentamientos contra los barcelonistas y así lo demostró tirando ayer de todo su ego al presumir de currículum ante los medios. Dijo Mourinho que sólo está en juego su felicidad en esta eliminatoria, no sus cualidades ni su credibilidad profesional. Para Guardiola, en cambio, lo que está en liza es tener, literalmente, un cumpleaños feliz, ya que hoy sopla 41 velas. Nada mejor que celebrarlo con un gran resultado.

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