El partido se presentaba con el interés de ver si el Barça conseguía meter presión a los blancos. La incertidumbre duró tres minutos: los que tardó Xavi en abrir el marcador. Isaac Cuenca, el canterano hizo un gran partido, percutió por la banda izquierda y su centro fue dejado hacia atrás de cabeza por Messi. La asistencia del argentino la aprovechó Xavi con una volea en lo que está siendo la mejor temporada goleadora del centrocampista del Barça (Xavi lleva ya diez goles en Liga).
Otro de los intereses del partido estribaba en comprobar si Messi superaría al histórico César como máximo goleador en la historia del Barcelona. Messi igualó a César con 232 tantos con una volea, otra vez a pase de Cuenca, que fue un cuchillo por la izquierda.
Cuesta imaginar dónde pondrá el listón Messi. Con apenas 24 años, ya es el mejor jugador de la historia del Barcelona (tal vez de la historia del fútbol), su máximo goleador y un cheque al portador que garantiza el futuro azulgrana.
El segundo tiempo arrancó con un susto para el Barça. En el minuto 10, Diego Mainz se adelantó a Gerard Piqué a la salida de una falta lateral
y conectó un gran cabezazo lejos del alcance de Valdés.
Del susto se pasó al pánico con el penalti de Alves a Dani Benítez transformado por Siqueira, que puso al Camp Nou en un puño cuando lo único que se esperaba para el segundo tiempo es saber en qué dígito dejaría el Barça la goleada al Granada.
El entuerto lo deshizo, quién si no, Messi. El argentino, con el histórico gol número 233 con el que superaba a César, hizo el 3-2 que permitía al Barça seguir soñando con la Liga. El argentino, bordeando el fuera de juego, superó con una gran vaselina a Julio César.
Tello (ahí hay jugador) puso el cuarto a diez minutos para el final y Messi cerró su cuenta particular con el tercero. Un hat-trick histórico que le sirve para entrar en la leyenda
El Barça superó el mal trago, duerme a cinco puntos del Real Madrid y mete presión a los blancos en la lucha por la Liga.
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