Mucho tiempo ha pasado desde aquel 15 de septiembre de 2003 en el que, con 16 años y MD como testigo, Cesc Fàbregas abandonaba Barcelona para iniciar una aventura en el Arsenal que no sabía cómo iba a funcionar.
Cesc voló solo hasta Londres, sin la compañía de su madre, y ocho años después, ha regresado al club en el que se formó y en el que siempre quiso triunfar: el FC Barcelona. Como es normal, la adaptación ha sido rapidísima, inexistente, ya que ha vuelto a su casa.
Tan a gusto se siente el de Arenys en su nueva vida en Barcelona que mucho de su tiempo lo pasa inmerso en su trabajo, con sus compañeros de equipo o con sus amigos de toda la vida. Hasta el punto de que, como el mismo futbolista señala, “mis padres me dicen que me ven menos aquí que en Londres”.
Una de las anécdotas más divertidas de su vuelta fue cuando Leo Messi le vio en el vestuario y le dijo: “Ya era hora. Estamos cansados de verte durante dos años en los diarios”. Cesc disfruta cada mañana entrenando con el Barça, la que considera una gran familia.“Lo explicas pero como la gente no lo ve, se creen que exageramos. Pero somos una familia en la que te sientes como en casa. Somos amigos con el objetivo de ganar. Luchamos unos por otros”.
El de Arenys comenta que “ver a Puyol y Xavi salir los primeros al entreno es brutal. Siempre tienen ganas de trabajar. Respecto a su amistad con Piqué y Puyol dice que “los tres somos bastante diferentes. 'Puyi' y yo somos más similares; Piqué es más feliz de la vida”.No reside en Arenys sino que lo hace en la parte alta de Barcelona. Desde allí acude cada mañana a entrenar. Realiza un plan específico a rajatabla de prevención de lesiones musculares y cuando regresa a su domicilio, aprovecha para dormir. Reconoce que duerme nueve horas de noche y otras dos de siesta.
También juega a la Play y ve mucho fútbol, especialmente al Arsenal. La semana pasada, sin ir más lejos, visitó a sus ex compañeros en Londres. Vio a Wenger, a quien admira, y ambos se desearon suerte. Así es su vida.
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