Cesc vale lo que pedía el Arsenal

Golazo para encarrilar la eliminatoria y maravillosa, absolutamente maravillosa, asistencia a Xavi para liquidar al Valencia. Asunto resuelto. El Barça, clasificado para la final de Copa, con la versión más decisiva de Cesc Fàbregas. Ese excelente futbolista que sólo pudo ganar dos títulos en ocho temporadas en el Arsenal y que, en su primer año con el Barça, ya ha ganado tres y está en condiciones de celebrar tres más.
Cesc, por si fuera poco, acumula 15 goles y 11 asistencias en 30 partidos. Un registro excelente aunque no supere, todavía, sus mejores prestaciones en el Arsenal donde, en la temporada 2009-10, fue capaz de marcar 19 goles y dar 19 asistencias en los 36 encuentros disputados. Un dato con el que Fàbregas, sin obsesionarse, podrá marcarse otro reto. Como el del propio equipo. Como el de Leo Messi, ese jugador único que, temporada tras temporada, pulveriza todos sus récords por insuperables que parezcan. Y es que, en esta casa, de lo que se trata es de intentar, año tras año, que todo el mundo se supere a sí mismo.
Eso sí, mientras tanto, mientras individual y colectivamente se encaran los nuevos objetivos, ya podríamos ir dándole la razón a Josep María Bartomeu por el modo en que, en verano, valoró la calidad de Cesc. Un recuerdo obligado, aunque sólo sea para compensar la de veces que le echamos en cara al vicepresidente que, un día, recién llegado al Barça, asegurara tajantemente que “fichar a Cesc es muy fácil”. Luego, a la hora de la verdad, resulta que tardó más de un año en poder sacarle del Arsenal.
Total, que del mismo modo en que Bartomeu se equivocó diciendo que traer a Cesc resultaba era coser y cantar, acertó de pleno cuando en septiembre dijo: “Es evidente que Fàbregas vale lo que nos pedía el Arsenal: 60 millones. Si lo pudimos traer por 29, más incentivos, es porque Cesc se negó a jugar en otro sitio que no fuera el Barça y eso rebajó muchísimo su precio real de mercado”. Otro aspecto vital en este Barça: el compromiso. Y Cesc lo tiene. Y lo da.