El centrocampista español Cesc Fábregas, que jugó como atacante titular en punta este domingo ante Italia (1-1), en el estreno del equipo en la Eurocopa-2012, fue la gran sorpresa de la Roja al ser preferido por delante de Fernando Torres o Álvaro Negredo.
Su gol, que vino tras una buena combinación con David Silva (64), da una idea de su potencial ofensivo, tanto en la creación como en la ejecución, pero lanza inevitablemente el debate sobre si la decisión fue acertada o no.
Con David Villa de baja desde que se fracturó una tibia en el Mundial de Clubes, en diciembre en Japón, el trono está vacante y no parece que haya un aspirante claro al reinado.
A pesar del tanto, la falta de buenas ocasiones para España en la primera mitad obliga pensar si el "falso nueve" es la solución o un 'remedio B', considerado el menos malo.
Cesc había respondido al reto, entendiéndose muy bien sobre todo con Andrés Iniesta, al que brindó la histórica asistencia del gol del Mundial-2010, pero con la entrada en el minuto 73 de Fernando Torres, un hombre cuya posición natural es la de atacante, las comparaciones son inevitables.
El jugador del Chelsea no anotó, pero llevó más peligro, dando verticalidad a un equipo algo disperso frente al muro de cinco defensas dispuesto por Cesare Prandelli.
Torres, eso sí, desperdició la mejor ocasión de su equipo, en el 84, cuando intentó un globo sobre Gianluigi Buffon cuando estaba en una posición muy favorable, pero su intentó se fue alto, para desesperación de la hinchada española.
Una cosa es segura: los eternos debates de la prensa española sobre el 9 continuarán en los próximos días, pensando ya en el encuentro del jueves ante Irlanda, de nuevo en Gdansk.
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