El Barcelona ya está en la final del Mundialito de Clubes. Era algo que nadie dudaba (ni siquiera Guardiola, aunque en la previa mostrara sus ya habituales precauciones ante el rival de turno). La presencia del Al–Sadd en un torneo que debe determinar el mejor equipo del mundo es, cuando menos, irónico. Un conjunto, el qatarí, que no tendría nivel ni para jugar en segunda B en España y que si aguantó hasta el minuto 24 con el marcador igualado fue más por la desidia azulgrana que por méritos propios.
Lesiones de Villa y Alexis
El gran problema para Guardiola (y para Del Bosque) llegó mediada la primera mitad. En medio de lo que debía ser un plácido encuentro antes de la final frente al Santos, llegó la noticia más cruel: la rotura de tibia de David Villa en una jugada fortuita, sin que mediara contacto alguno con un rival. Una lesión grave, que le deja sin temporada y que le sitúa con duda razonable para la Eurocopa, a la que llegaría muy justo y casi sin competición. Minutos después, también cayó lesionado Alexis, aunque en el caso del chileno el susto se quedó en un problema muscular.
Con el 1-0, el Barça se desmelenó. Sin la brillantez de otros días, guardando fuerzas para el domingo, los azulgranas supieron manejar el encuentro. Adriano marcó antes del descanso, tras una buena combinación con Thiago. Ya en el segundo tiempo, Messi y Keyta fabricaron el tercero, con un pase en profundidad del argentino, que cruzó con maestría el centrocampista.
Para entonces, la cabeza de Guardiola ya estaba en la enfermería. Poco importaba lo que ocurría en el terreno de juego, donde la presencia de Thiago era lo único que motivaba a seguir viendo el encuentro. El canterano, exquisito como casi siempre, se hizo un gigante en la mediapunta, donde ejerció de «Xavi» para habilitar a Maxwell en la jugada del cuarto gol.
VAMOS VILLA !!!!! VAMOS ALEXIS!!!!
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