Lo curioso es que el propio Fàbregas admitió hace un par de semanas que se sentía agradecidísimo a Vilanova por la confianza que le ha dado y admitía que esa fe por parte del entrenador era la que le había permitido jugar sin presión, más tranquilo, dando así su mejor versión.
Cesc lleva dos partidos consecutivos saliendo del terreno de juego con mala cara. En Málaga fue sustituído en el minuto 73, con su equipo ganando y después de haber marcado un gol, por Thiago, que en el anterior encuentro de Copa ante el Córdoba había sido el mejor y está pidiendo minutos después de superar su lesión.
Fue tan evidente el cabreo de Fàbregas que su amigo Piqué corrió medio campo para ir en su busca y animarle dándole palmaditas en la espalda. Al llegar al banquillo Vilanova le estaba esperando para felicitarle, pero Cesc pasó de largo sin hacer mucho caso al técnico.
Ante la Real Sociedad Tito decidió sustituirle justo después de la expulsión de Piqué. Faltaban 35 minutos para que se terminara el partido y el Barça no podía permitirse jugar con Puyol como único central. Entró Mascherano y el elegido fue Cesc, que tampoco estaba realizando su partido más brillante hasta la fecha. Y volvió a repetirse el mismo gesto. Cabeza gacha, gesto serio. Enfadado.
Cesc ha sido titular en todos los encuentros de Liga en los que ha estado disponible salvo en La Romareda, que fue por decisión técnica. Se lesionó contra el Betis, volvió frente al Espanyol y desde entonces ha seguido siendo titular. Vilanova confía en él, le defendió cuando arreciaron las críticas a principio de temporada, le mantuvo en el equipo. Pero si le cambia, se enfada.
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